El español, como el resto de las lenguas, está formado por un conjunto de variantes. Su dispersión geográfica y los distintos niveles socioculturales de los hablantes hacen que no se hable exactamente de la misma manera. Pero esto no es un problema para nadie. Los hispanohablantes nos entendemos perfectamente porque hablamos la misma lengua.
Hay grandes variantes en la lengua pues en Hispanoamérica se pueden establecer grandes áreas geográficas que comparten una pronunciación y unos rasgos lingüísticos similares: el área andina (sur de Colombia, parte de Ecuador y Perú, parte de Bolivia, norte de Chile y noroeste de Argentina), el área caribeña (las Antillas, Centroamérica, Venezuela y Colombia), el español del Río de la Plata (Argentina, Uruguay y Paraguay) y el español de México.
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